Por fin ha venido el frío y con él la tan apreciada nieve para los amantes de los deportes de invierno. Diversas estaciones de esquí abren sus puertas a partir de este fin de semana y muchos deportistas podrán practicar esquí, snowboard, esquí de fondo, Telemark, etc. Incluso quienes no sean tan deportistas podrán disfrutar de la nieve jugando con ella o dando un paseo por un entorno nevado. Para todos ellos es muy importante que sepan proteger sus ojos en la nieve para evitar graves problemas oculares.
Aunque el peligro del sol esté asociado al verano (sobretodo relacionado con la playa), es necesario proteger nuestros ojos del sol durante todo el año. Incluso en invierno. El sol cambia su ángulo en los meses más fríos de invierno (se sitúa a una altura más baja que en el resto de los meses del año). Con lo que estamos mucho más expuestos a las radiaciones ultravioletas (UV). Además, en invierno es muy frecuente que se den situaciones como son los días secos y el reflejo de la luz en la nieve, que puedan favorecer el riesgo a padecer algún problema ocular.
Hay que tener en cuenta también que a gran altitud los rayos ultravioleta son más peligrosos. Ya que la atmósfera es más delgada y no es tan eficaz a la hora de filtrar los rayos. La mejor protección, tanto para los adultos como para los más pequeños son unas gafas homologadas para la nieve. Con unos filtros adecuados. Estas gafas además de bloquear los rayos UV del intenso y brillante reflejo de la luz del sol en la nieve (la nieve refleja cuatro veces más que el agua), resguarda nuestros ojos del viento que normalmente reseca el globo ocular entorpeciendo la visión. Incluso pueden protegerte de las partículas que puedan haber en el aire, impidiendo que éstas dañen tu córnea.
Afecciones asociadas
En el caso de no llevar gafas o utilizar unas gafas no homologadas, nos estamos exponiendo a sufrir:
- una queratitis solar también llamada fotoqueratitis o ceguera de nieve;
- podríamos acelerar el envejecimiento de la conjuntiva y los párpados;
- favoreceríamos la aparición de cataratas o degeneración macular o de lesiones degenerativas como pterigion.