A lo largo de la historia muchos han sido los descubrimientos en el campo de la oftalmología, pero sin duda, la invención de los instrumentos de examen y evaluación oftalmológica han supuesto un avance muy significativo. Dentro del instrumental, una de las creaciones más importantes fue la del oftalmoscopio.
El oftalmoscopio permitió a los médicos del siglo XIX poder visualizar el fondo del ojo. Este examen oftalmológico posibilitó el estudio clínico de las enfermedades asociadas a la parte posterior del ojo humano, lo que llevó al surgimiento de teorías sobre la patogenia de estas enfermedades como en el caso de la enfermedad del desprendimiento de retina.
Antes de la aparición del oftalmoscopio, el único modo de reconocer anomalías del fondo del ojo era a través de la mera observación de las variaciones en la pupila del paciente.
La invención del oftalmoscopio se le atribuye a un matemático inglés llamado Babbage, quien fabricó, en 1847, una herramienta con la que era posible observar el segmento posterior del ojo. Pero fue el alemán Hermann von Helmholtz quien, tras realizar mejoras, presentó el instrumento en la Sociedad Médica de Berlín en 1850 bajo el nombre de Augenstegel.
Diseñar el oftalmoscopio no debió ser nada sencillo ya que se trata de un instrumento que ilumina y permite observar por la misma vía. Es como si la pupila fuera una cerradura por la que se quiere observar una habitación sin luz y el oftalmoscopio fuera el ojo del observador y la linterna a la vez. Para poder lograr realizar estas dos funciones simultáneamente, el oftalmoscopio estaba compuesto por 3 cristales que tenían el objetivo de funcionar como espejos. En éstos se reflejaba una luz externa (situada cerca del instrumento), que se dirigía hacia el interior del ojo del paciente. La luz reflejada volvía hacia el ojo del médico que, para lograr una imagen más enfocada, colocaba lentes entre su ojo y el oftalmoscopio.
El oftalmoscopio de Helmholtz
Revolucionó las técnicas de exploración oftalmológicas que había hasta entonces. Y a partir de ese momento el oftalmoscopio fue sufriendo diversas modificaciones y mejoras, mejorando a su vez las técnicas de observación del fondo del ojo.
Se diseñaron multitud de modelos diferentes. Pero quien llevó a cabo el cambio más importante en el oftalmoscopio fue Ruete, en 1852. Con el nuevo diseño era posible ver una porción más grande del fondo del ojo, aunque la imagen se veía invertida. Además añadió un espejo cóncavo con el que se aumentaba la cantidad de luz, así como un espejo convergente entre el oftalmoscopio y el paciente.
Más tarde se añadieron discos móviles para facilitar el enfoque, se introdujo una cinta para sujetar el oftalmoscopio a la cabeza, un brazo metálico para sujetar la fuente de luz, se diseñaron oftalmoscopios binoculares y se crearon oftalmoscopios eléctricos, entre otras muchas mejoras. Desde 1847 ha habido toda una evolución tecnológica que ha permitido que el oftalmoscopio moderno sea tal y como lo conocemos hoy en día.