Pestañear, además de proteger nuestros ojos, permite que nuestro cerebro descanse.
La función principal que tienen las pestañas (tenemos unas 80 por párpado), es la proteger los ojos contra partículas de polvo. También son las encargadas de provocar el parpadeo con el que también se protegen los ojos de cuerpos extraños. Además, las pestañas también ayudan a extender las lágrimas por los ojos que necesitan estar siempre húmedos para evitar sustancias nocivas e infecciones. Son las lágrimas por medio del llanto las que pueden evitar el estrés y las que eliminan toxinas corporales. Como apunte curioso, una persona produce un centilitro de líquido al día y parpadea cada cinco segundos, con lo que una persona puede llegar a parpadear unas 11.500 veces al día.
Se han realizado experimentos con el objetivo de descubrir cuáles son las funciones del parpadeo. En concreto, Tamami Nakano y sus compañeros de la Universidad de Osaka (Japón) han realizado un estudio de las funciones del parpadeo a través de un experimento que consistía en mostrar a los participantes un vídeo de Mr. Bean. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la fracción de segundo en el que se cierra el ojo, se desactivan algunas zonas del cerebro (las zonas dedicadas a la visión y la zona somatosensorial) funcionando como un descanso para el cerebro.