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¿Usas lentillas? Aprende a prevenir la queratitis infecciosa causada por amebas

03 de abril de 2019    Patologías

La queratitis -o inflamación de la córnea- puede deberse a distintas causas. Aquí abordaremos la queratitis infeccionsa causada por amebas.

¿Qué es?

Se trata de una inflamación infecciosa de la córnea causada por un microorganísmo proterozóico de la familia a de las amebas, llamado Acanthamoeba.

¿Cuál es su causa?

Esta inflamación se produce por el contacto con la ameba Acanthamoeba, que suele estar presente en el agua dulce. Al entrar en el ojo, puede colonizar la parte superior de la córnea, produciendo daños en ella.

Queratitis causada por amebas

¿Cómo puede llegar la ameba a mi ojo?

El 85% de los casos de queratitis infecciosa causada por amebas se produce usuarios de lentes de contacto.

Sin embargo, las lentillas no son la única vía de acceso al ojo para la ameba Acanthamoeba.

Los lugares húmedos como ríos, lagos, piscinas, bañeras o jacuzzis son campos de cultivo adecuados para la proliferación de este protozoo y, por tanto, sitios donde extremar las precauciones.

 

¿Qué consecuencias tiene?

La gravedad de esta clase de queratitis depende en buena medida de la rapidez con que se diagnostique y se comience el tratamiento adecuado.

Los casos más severos pueden requerir transplante de córnea, llegando a producir pérdida irreversible de visión.

 

¿Cuáles son sus síntomas?

Sus principales síntomas son:

  • Picor en los ojos
  • Lagrimeo
  • Hipersensibilidad a la luz
  • Inflamación del párpado

¿Qué tratamientos existen?

Por lo general, la queratitis infecciosa causada por amebas se combate con antibióticos orales y/o en forma de colirio.

Los casos más graves pueden requerir intervención quirúrgica, e incluso trasplante de córnea.

Queratitis causada por amebas

¿Cómo se puede prevenir?

La mejor prevención es cuidar la higiene de los ojos, especialmente en lo que respecta a las lentillas, ya que puede formar colonias, tanto en ellas como en los estuches.

En los lugares húmedos -como las piscinas-, usa gafas de bucear, especialmente si llevas lentes de contacto y no abras los ojos bajo el agua.

En caso de padecer los síntomas descritos, acude a tu oftalmólogo de confianza.

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