La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, es decir, del tejido transparente que cubre la parte blanca del ojo (esclerótica) y el interior de los párpados.
Esta capa, la conjuntiva, contiene unos vasos sanguíneos muy finos, imperceptibles a simple vista. Al inflamarse esta zona, los vasos aumentan de tamaño y se aprecia el color rojizo que caracteriza a la conjuntivitis.
¿Cuáles son las causas de la conjuntivitis? ¿Hay más de un tipo de conjuntivitis?
Sí, hay varios tipos de conjuntivitis y podemos clasificarlos atendiendo a su causa.
Conjuntivitis vírica
Es la más común, debido a su facilidad de contagio. Su causa está en un virus. Los virus responsables más frecuentes son los adenovirus y los enterovirus. Generalmente desaparece por sí sola en unos días, aunque pueden ser especialmente virulentas y ocasionar molestias e incluso disminución de visión en algunos casos, por lo que es imprescindible el diagnóstico y la atención por parte de un médico especialista en oftalmología.
Conjuntivitis bacteriana
Está causada por una bacteria. Requiere detección y tratamiento precoz, ya que puede ocasionar daños irreversibles en el ojo.
Conjuntivitis alérgica
Aunque puede presentarse en cualquier época del año, los casos aumentan en primavera y otoño. Encuentra su causa en agentes irritantes del ojo como el polen, además de la caspa o el polvo, entre otras.
¿Cuáles son los síntomas de la conjuntivitis?
En general, podemos decir que la conjuntivitis se manifiesta por un enrojecimiento del ojo acompañado de molestias. Dicha molestias dependen en buena medida de tipo de conjuntivitis ante la que nos encontremos.
Síntomas de la conjuntivitis vírica
Destacan el lagrimeo, picor de ojos y fotofobia. Puede presentarse en un ojo o en los dos. El curso es autolimitado aunque puede llegar a durar unas 3 semanas y en algunos casos provoca disminución de visión si cursa con aparición de precipitados subepiteliales, más frecuentes en las provocadas por adenovirus.
Síntomas de la conjuntivitis bacteriana
Suele estar acompañada de secreciones mucosas a través del ojo. Estas secreciones toman colores amarillentos y verdosos. Al igual que la conjuntivitis vírica, puede presentarse en un ojo o en los dos.
Síntomas de la conjuntivitis alérgica
Suele estar acompañada de lagrimeo, picor y ardor. También de fotofobia y secreción nasal u otros síntomas genéricos de alergia. Normalmente se presenta en los dos ojos al mismo tiempo.
Tratamiento de la conjuntivitis
Aunque es frecuente recibir consejos de amigos y familiares sobre consejos caseros para tratar la conjuntivitis, es imprescindible acudir a un oftalmólogo de confianza para que valore su conveniencia. De lo contrario, el problema podría agravarse, llegando, en algunos casos, a ser causa de ceguera irreversible.
Tratamiento de la conjuntivitis vírica
Cuando es necesario, se prescribe un colirio que reduzca las molestias o acelere el proceso. En otros casos, únicamente se aconseja mantener una higiene esmerada para evitar el contagio al otro ojo o a terceras personas.
Tratamiento de la conjuntivitis bacteriana
En estos casos es fundamental acudir al oftalmólogo ante los primeros síntomas, ya que su avance dificulta el tratamiento y puede llegar a ocasionar lesiones irreversibles. Suele tratarse con antibióticos en forma de colirio o pomadas. Al igual que en con la conjuntivitis vírica, es fundamental cuidar la higiene para evitar contagios.
Tratamiento de la conjuntivitis alérgica
Su tratamiento es similar al del resto de síntomas alérgicos: Evitar el contacto con los agentes que lo producen. Cuando esto no es posible o no resulta suficiente, el médico puede prescribir algún fármaco, como un antihistamínico adecuado.
Higiene y prevención
Para evitar contraer o contagiar conjuntivitis víricas y bacterianas es fundamental cuidar la higiene, tanto general, como específica de lo ojos:
- Lávate las manos con frecuencia, empleando jabón. Cuando esto no sea posible, intenta desinfectarlas con alcohol en gel.
- Evita tocarte los ojos, especialmente si no has desinfectado bien tus manos.
- Si usas lentes de contacto, cambia la solución del estuche a diario, asegúrate de tener las manos limpias y secas antes de ponértelas o quitártelas y nunca las compartas.
- Si has usado las lentes de contacto padeciendo conjuntivitis vírica o bacteriana, deséchalas aunque no haya finalizado su periodo de uso.
- Al limpiar tus ojos, comienza siempre por el sano.